En el arrivederci de la metamorfosis hay un good bye de charol y un fákir con bigotes de cobre bajo el fuelle de los acordeonistas. Hay tigres en los cerezos y un adiós con tres llaves en el confesionario de los buenos días. En cada reloj de bolsillo hay un diluvio de gotas.
Hay una canoa de párpados,
hay un hasta luego de flores,
hay una estantería de labios pintados por el amanecer de las calles vacías.
Qué genialísimo para un Domingo por la tarde.
ResponderEliminar