Había quedado de nuevo a las diez. He bajado en la moto hacia los bares de siempre, donde quedaba contigo. Y no hacía nada de frío. He estado con
-Erik- hasta las seis. Nos hemos metido cuatro millones de rayas. No he vuelto a pensar en ti hasta que he llegado a casa.
Y ya no he podido dormir, como siempre me pasa.
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