- He de decirte que nunca me he creído tus indecisiones. Siempre has tenido algo seguro, y losé. Siempre has sabido de que pie cojeabas tú y de cual cojeaba yo, y pretendías que nos sujetáramos para andar sin problemas.
- Cuando tu era la primera vez que estabas en una situación así, para mi no era la primera vez. Las cosas que me intentaste ocultar y las mentiras que me contaste, ya las había contado yo antes. Te salió la jugada mal.
- Lo único que hecho de menos, es una sonrisa, una confianza, un amigo... Aunque no lo llevo echando de menos un mes, sino dos o tres meses. Las situaciones cambian. La gente viene, la gente se va. Solo quedan los mejores, que te demuestra día a día que merece la pena estar con ellos. Me demostraste tu simpatía durante seis bonitos meses. Llenos de llamadas telefónicas, sonrisas y bromas. En las que se hablaba desde la chorrada más grande que hayais podido imaginar hasta nuestra preocupaciones. Todo eso desapareció, y ademas hace mucho tiempo.
- Has cambiado, y me alegro de que las cosas hayan salido así. Tu tenías seguro tu "NO" como respuesta, y lo ocultabas haciéndome esperar día tras día. En cambio, y yo creía tener seguro querer un "SI" por contestación. Resultó que en este momento no había un blanco y un negro, había algo intermedio, que no se sabía muy bien a que color tiraba: si al grisáceo blanquecino o al gris negruzo. Las dudas son malas, las dudas te comen la cabeza, te hacen perder tardes y noches e incluso mañanas pensando en lo mismo. No pienses, actúa. Pero actúa pensando. Pensando en un futuro próximo, en lo que se te puede llegar a venir encima si haces mal las cosas. Todo se te cae encima, aquel pequeño castillo que habías estado intentando poner en equilibrio y hacer cada poco un piso más, se derrumbó. ¿ Y sabéis porqué? Un inesperada ráfaga de viento. Simple pero capaz de romper el esfuerzo de meses.
la llama se apagó, y el viento no nos dejará encender más cerillas para mantener la vela encendida.
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