Por primera vez, todos tuvieron la impresión de tener una verdadera familia. (no tenía muy buenas fotos tuyas, Claudia; aún así, te quiero mucho) Mejor que una de verdad, de hecho, una elegida, una querida, una por la cual habían luchado y que no les pedía nada más que ser felices juntos. Ni siquiera felices, de hecho, ya no eran tan exigentes. Estar juntos, nada más. Y eso en sí ya era algo inesperado.
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